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jueves, 13 de febrero de 2014

Momentos que pasan, que no vuelven.

Todos los días dejamos pasar inadvertidos esos pequeños momentos, en donde la luz del sol ilumina de alguna manera particular aquel jarrón lleno de polvo que tenemos junto a la ventana o si observamos con atención pueden verse esas partículas que parecen bailar a través de los rayos, del aire. De la misma manera y de la misma forma tan tonta dejamos pasar los gestos de la gente que nos rodea: una sonrisa, una palmada en el hombro,una palabra de cariño o una mirada especial. Seguimos de largo sin contemplarlos, sin disfrutarlos, sumergidos en pensar las mil cosas que tenemos que hacer ese día y nos perdemos la belleza que hay en las cosas mas simples. Sé que no es nuevo ni original. Ahí está, conocido y repetido infinitud de veces. Fugazmente recordado y raramente aplicado. Pero eso no quita que sea menos cierto. Por eso quiero aprovechar para decirlo una vez más,sentirlo durante unos segundos antes de que la idea se vuelva a sumergir en el fondo de mi mente y vea las horas pasar tirada en un sofá. Me pregunto donde se quedarían los buenos propósitos de verano.. Hay que disfrutar. Que la vida no son dos días sino miles de ellos pero cuando todo se acabe los recuerdos que merecen la pena solo ocuparán 48h. De verdad que tenía que decirlo antes de seguir tirando mi vida por la ventana.

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