Cada vez que te veo juraría que nos hemos estado buscando todo este tiempo, que nos echábamos de menos sin conocernos. Ten por seguro que lo juraría; pero tú sabes que no soy precisamente una romántica. Y ni siquiera me sé explicar. Pero la verdad es que estaba realmente perdida cuando me topé contigo y tus ganas de sacarme de quicio. Ahora sé que eres la respuesta a mi descarada súplica, aunque jamás te lo diga y tengas que conformarte con descifrar las palabras escondidas en mi mirada suicida tras sentir tu mano donde el ombligo pierde su nombre y toda la pasión se esconde.
domingo, 29 de mayo de 2016
Hay una enésima de segundo en la que te das cuenta, te maravillas de lo sucedido, y reflexionas sobre todo lo ocurrido para terminar soltando una sonrisa por ser capaz de apreciar lo que otros no verán nunca.
Hay algo que jamás debería faltar en la rutina, algo que hace que se haga menos rutina. Reír, sonreír. En una lista de necesidades básicas de todo ser humano deberían estar esos dos verbos. Necesitamos hacer reír, robarle sonrisas a las personas. Y necesitamos que a nosotros nos hagan lo mismo. Tengo la increíble suerte tener un payaso que cubra esa necesidad en mi vida.
martes, 10 de mayo de 2016
"Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de poder verte a ti mismo a través de mis ojos. Solo entonces te darás cuenta de lo especial que eres para mi." - Frida Kahlo.
Puedo parecer enfadada, apagada, desaparecida del mundo, de mal humor, deprimida; pero yo tengo algo y es que a veces me tropiezo treinta veces en un día con la misma rama, mi reacción es desconectar de todo en cuanto puedo, todos tenemos nuestros días raros y yo funciono así. No necesito a nadie y menos aún un continuo "¿te pasa algo?", solo a mi misma con el mundo durante el tiempo que necesite. Pero no quiere decir que cuando te vea no vaya a necesitarte. En realidad, eres lo que más necesito al final de un día de mierda. El simple hecho de ver tu sonrisa ya cambia el tiempo de mi cabeza y hace que se me olvide todo. Saber que cierro los ojos viéndote y que cuando vuelva a abrirlos seguirás ahí, rodeándome o dejándote rodear, esa si es la mejor cura para un mal día. Puede faltarme lo que sea el resto de mi vida, pero lo único sin lo que ya no sabría vivir es sin poder volver a quedarme dormida contra tu espalda.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)