Nunca pensé que una persona por la que daría la vida me pudiera decepcionar tanto. Tantos años superando baches, contratiempos, no valieron de nada. Todos pasamos una etapa de tupida niebla en la que nada nos importa y nada nos parece malo. Pensaba que cuando me dijo que necesitaba salir de ese callejón era por mi, y una vez más me equivoqué. El egoísmo, el ansia de su propia felicidad ya era parte de su persona, pero cada vez ese ansia era mayor.. Por mucho que quisiera frenarlo era algo sin sentido, era su naturaleza y tarde o temprano, por mucho que hiciera, siempre iría a más. Hiciera lo que hiciera era inútil, cuando alguien es egoísta, egocéntrico e hipócrita a su vez, no hay nada que hacer. No puedes obligar a nadie a ser en contra de su propia naturaleza, si puedes ayudar a que luche contra ella. Pero cuando alguien no ve más allá de su propio beneficio, la razón se esfuma. Nadie es perfecto, yo mucho menos: soy sabionda y se que no es algo muy agradable muchas veces; sé que tener el autoestima por los suelos muchas veces resulta desquiciante; ser impaciente siempre es malo; y ser cerrada también; ser chillona me hace ser muchas veces maleducada en casa; siendo demasiado sincera por momentos y por otros mentirosa es horrible; y muchos defectos más y que quien me conoce los sabe. Pero sé que el egoísmo, la hipocresía y el egocentrismo no son ninguno de ellos. También sé que algo que me caracteriza es que sé escuchar, lo doy todo por quien me importa, me gusta hacer reír y sonreír porque me hace sentir feliz.. Soy luchadora, pero también sé cuando hay que dejar de esforzarse por algo que es inútil arreglar. Desde hace demasiado he abandonado esta batalla que por muchas veces que pareciera verse la paz era sólo una ilusión que tarde o temprano acabó siendo indiferente.
martes, 27 de mayo de 2014
domingo, 25 de mayo de 2014
Filosofía de vida.
Infinitas veces a lo largo de los 365 días de cada año sonreímos. Gracias a esas personas que completan nuestro día a día, a las acciones que nos satisfacen emocionalmente, al progreso, a las cosas divertidas y como devolución de otra sonrisa. Pero también lloramos. Lloramos a causa del inconformismo con uno mismo, de las decepciones, de los golpes, de lágrimas ajenas y de dolor. No todo es rosa en la vida, pero tampoco negro. También es cierto que a que vengo yo, una chica de 19 años que casi no ha vivido, a dar lecciones de vida. Mentira o verdad, a mis 19 años he vivido suficiente como para saber de que va el mundo. Nada es perfecto y nada es imposible. Nada es nada. Somos uno más en miles de millones. Cada cosa que nos sucede es causa de un efecto, como decía Aristóteles. Creo en el destino y en el Karma, y no por ello soy una ilusa. Sé que cada cosa que hago mal, tarde o temprano me da una patada en todo el culo. Sé que hacer algo bueno, tarde o temprano, hará que cobre mi recompensa y esa será plenamente satisfactoria.
lunes, 12 de mayo de 2014
Ilógica de un mundo llamado "Realidad".
Nunca he tenido claro que quería ser de mayor, pero tampoco como quería ser. Es algo que siempre he dejado para "mañana", igual que se hace con los deberes del instituto hasta que te encuentras con siete libretas y dos libros de lectura obligatoria un Domingo a las nueve y treinta y ocho de la noche. He crecido al revés del mundo, he sido madura a los 11 años e inmadura a los 18. Empecé soñando ser veterinaria, luego cantante de indie-rock, más tarde matemática, luego arquitecta, me lo pensé mejor y me decanté por el diseño de moda, pero algo me decía que debía ser periodista, tatuadora y, al final, no sé nada. No tengo claro ni quien soy en este perturbado mundo.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)