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sábado, 26 de marzo de 2016

No puedo estar sintigo.

No te haces una idea de las ganas que tengo y lo mucho que deseo notar tu cuerpo enredado en el mío ahora mismo, para luego caer dormidos, sabiendo que estás justo ahí y no vas a ir a ninguna otra parte. Y hay veces en las que me siento infinita. Veces en las que tus manos tocan las mías haciendo mi piel el polvo de mil estrellas. De mis labios un suspiro que se pierde en el horizonte eternizado por tus besos, sofocantes, cálidos alrededor de cada uno de los recovecos de un abismo de cicatrices, desordenadas, expectantes a los arañazos de tu amor sanando un alma herida, atravesada por la flecha de un Cupido mudo que grita desvelado a la desesperación. Veces en las que llorando entre tus brazos me siento completa, realizada con el tacto de tus dedos ordenando la constelación de lunares de mi espalda. Y entonces me miras. Y comprendo que un segundo contigo dura una eternidad sin ti.

Lo malo de los besos es que crean adicción.

Te quiero con la mirada, (con tu mirada me hipnotizas) para dibujar tus sonrisas. Te hablo con el tacto, (tu tacto me eriza) para moldear tu figura. (Para habitar espacios) Degustar tus rincones. Respirar tu piel, para escuchar tus deseos (y a poco volumen, susurrar secretos).  A hurtadillas (como mis sigilosos dedos visitan tu centro). Despacio. (Habitas mi espacio) Con todos los sentidos, sentirnos. Te quiero (en tiempo eterno).

viernes, 25 de marzo de 2016

A veces creo que por mucho que escriba sobre ti, nunca voy a rozar lo sublime que eres.

Si pudiera pedir sin límite, sin restricción, sin censura, no tendría ni que pensarlo. Pediría 24 horas a tu lado los 365 días del año durante el resto de mi vida en las que nos diera tiempo a todo menos a perder el tiempo. Porque cada segundo que me da la vida para pasar contigo es un segundo más para sumar a la lista de momentos felices. Tan poco tiempo que ha pasado desde el primer día, pero suficiente para decir que la vida me ha dado el mejor regalo que podía pedir. Eres la pieza que resolvió mi rompecabezas. Gracias por hacer de mi mundo un lugar más feliz. Eres jodidamente increíble.

domingo, 13 de marzo de 2016

A primera vista.

Me temía el momento en el que llegara el día en el que me hicieses esa pregunta, "¿que pensaste cuando me viste por primera vez?". Temía a ese momento por la simple razón de que estaba asustada, me sentía patética, ridícula. Leía una y otra vez esos mensajes tuyos en los que me decías que sentías nervios, que tenias ganas de verme por primera vez, que deseabas ese momento. Y yo, yo mientras pensaba en alguien que no eras tú. Ese alguien apareció minutos antes que tú, ahí en mi pantalla, me llenó la vista. Unas horas antes de ese momento en el que cruzamos nuestra primera mirada, nuestro primer hola, nuestra primera sonrisa, pensaba "bueno, al menos iré al cine". Sé que si lo hubiese conocido antes que a ti, jamás estarías leyendo esto.. Odio estar escribiendo esto, pero una vez te dije que no te ocultaría nada. A pesar de todo, algo quiso que no fuese así cómo yo pensaba. Unos minutos antes de llegar, pasé de 0 a 100 en una escala de nervios. Estaba a pocos metros de ti, a pocos metros de la mejor decisión de mi vida. Respondiendo a tu pregunta, lo primero que pensé la primera vez que te vi fue un "madre mía, en menos de dos minutos saldrá huyendo". Me pareciste demasiado increíble para estar allí, conmigo. Cada vez que me mirabas, cada vez que me sonreías, cada vez que me hablabas, una parte de mi estallaba de nervios. No quería que la película terminara,  no quería decirte adiós. Pero terminó y nos levantamos, tu ibas delante y volví a pensar "se va". Y diste media vuelta, sonreíste, te acercaste, sonreí, nos besamos. Sin duda alguna ese es mi momento favorito. Desde entonces, cada vez que te veo sigo pensando lo que pensé la primera vez. Cada día pienso que eres la decisión que cambió mi vida, porque te convertiste en tan poco tiempo en el motivo de levantarme cada día, eres el Sol de mi sistema y siempre serás la persona que saca mi mejor sonrisa. No se si todo esto responde a tu pregunta, pero si responde a la que me hago a mi misma cada día: "si pudieras volver atrás, ¿volverías a decir 'si'?"; y mi respuesta es siempre la misma, "volvería decir 'si' millones de veces más durante el resto de mis días".

jueves, 10 de marzo de 2016

Hoy es siempre.

"La ciudad dormía, sin saber lo que nosotros tramábamos. La ciudad dormía o quizá ya había despertado. Me habías hecho perder la realidad tantas veces aquella noche que ni siquiera sabía ya si era de día o de noche. Tú me abrazabas por la espalda y me susurrabas que nunca habías estado tan cerca de rozar la felicidad absoluta. Y yo.. Yo me perdía en la infinidad de tus pestañas. Tú me hablabas y me decías que los susurros son más dulces si están envenenados con mis suspiros y yo te imaginaba preparándome el desayuno, destrozando la cocina y terminando en esta cama. Esta cama que era consciente, quizá más que cualquiera de nosotros, que seguramente ésta no sería la última noche. Y los relojes marcaban la hora de irme, una hora que nunca es la hora perfecta. Tú seguías hablando mientras yo te miraba a los ojos y te decía en mi cabeza un 'no quiero irme, te necesito' pero tú no eras capaz de leer mentes y la belleza de un segundo se deslizaba entre tus dedos mientras empapaban las palabras que yo te chillaba en silencio. Te levantaste de la cama, me diste un beso y me susurraste al oído 'mía'. Yo seguía chillando sin pronunciar palabra. Salí por la puerta y como si fuese lo último que iba a pronunciar en mi vida no pude evitar decir 'hoy es siempre y tú lo sabes'."

martes, 8 de marzo de 2016

"Ama cómo si jamás te hubiesen hecho daño".

Cuando no tienes en que ocupar la mente se introduce en tus pensamientos esa idea de "si no funciona es que yo tengo la culpa", ese momento en el que crees que no hay nada que puedas hacer para evitar sentir agonizar un poco a tu frágil corazón. Sí, sientes que el mundo se desmorona, que será imposible volver a ver a alguien con esos ojos. Ahí se puede decir que si, que tienes razón. Nunca volverás a mirar a nadie del mismo modo, básicamente porque cada amor es un mundo, es único. Y tan único. Dicen que cuando realmente te encuentras con la persona que cambiará tu vida, sientes una conexión que nunca antes había existido. Ese primer momento en el que miras a los ojos, crucial; ver esa sonrisa y saber que va a ocurrir en cuestión de segundos, desearlo más que nada; y en el momento de la verdad, que se pare el mundo. Esa sensación, solo ocurre una vez. Bueno, se repite, pero sólo cuando la otra persona es la misma. Ahí comprendes porque no había funcionado nada hasta ese instante. Abres los ojos, ves el Universo en su completa realidad. Sabes que el esfuerzo va a merecer la pena.