Cuando no tienes en que ocupar la mente se introduce en tus pensamientos esa idea de "si no funciona es que yo tengo la culpa", ese momento en el que crees que no hay nada que puedas hacer para evitar sentir agonizar un poco a tu frágil corazón. Sí, sientes que el mundo se desmorona, que será imposible volver a ver a alguien con esos ojos. Ahí se puede decir que si, que tienes razón. Nunca volverás a mirar a nadie del mismo modo, básicamente porque cada amor es un mundo, es único. Y tan único. Dicen que cuando realmente te encuentras con la persona que cambiará tu vida, sientes una conexión que nunca antes había existido. Ese primer momento en el que miras a los ojos, crucial; ver esa sonrisa y saber que va a ocurrir en cuestión de segundos, desearlo más que nada; y en el momento de la verdad, que se pare el mundo. Esa sensación, solo ocurre una vez. Bueno, se repite, pero sólo cuando la otra persona es la misma. Ahí comprendes porque no había funcionado nada hasta ese instante. Abres los ojos, ves el Universo en su completa realidad. Sabes que el esfuerzo va a merecer la pena.
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