Vistas de página en total

viernes, 1 de abril de 2016

Me cacheaste el alma con la mirada y con las manos y en voz baja me quitaste de encima la tristeza. Desde que te conozco tengo alas porque tú me enseñaste como usarlas; desde que te conozco me como la vida a suspiros y vuelan cometas donde ayer había plomo y anzuelos

Estoy convencida de que nosotros no nos encontramos en un diccionario. Si te defino, te limito. Y esto lo sabe muy bien cada parte de mí cuando una mariposa se infiltra en su diafragma y empieza a revolotear, sincronizándose entonces unas con otras, partiéndome al fin en todas las unidades vivas de mi cuerpo con las que puedo quererte más allá de las leyes de la gravedad. Más allá de un par de palabras que no sustituyen, ni mucho ni menos, la eternidad de besos que nos quedan por darnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario