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viernes, 22 de abril de 2016

Serendipia.

Casi había pasado una hora, tal vez más, o tal vez solo unos minutos cuando nuestras miradas se encontraron. De repente el mundo dejó de existir como yo lo conocía y todo adquirió un tono mucho más brillante. Incluso por una vez el tiempo frenó en su ritmo inexorable. Tenías un color dulce que traspasó mi estómago con la fuerza de cien huracanes; y todo lo que había desaparecido empezó a existir de nuevo. Nuestras sombras se fueron acercando para empezar con el baile de luces. Tintaron el ambiente de un color escarlata cediendo su sitio a nuestras miradas. Olías como las noches de luna llena, interminables y eléctricas, y tu sabor.. Sabías a cuando dejas de pensar y te dejas llevar.

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